Expo Zaragoza 2008
Una columna de opinión por encargo… algo que atenta contra la propia finalidad de una columna de opinión. Claro, se supone que un periodista escribe lo que toca, no lo que elige escribir. Pero una columna de opinión… eso es algo muy diferente.
El escritor construye al dictado las letras que se esperan de él. Cada pulsación sobre el teclado acumula un miligramo de colesterol en su inquieto carnal cuerpo. Irremediablemente, las arterias que hacen llegar sangre al corazón se cierran. Sin el importante músculo, al amante de la escritura, sólo le queda ser periodista; que la máquina de bombear complica mucho las cosas cuando se trabaja de frente a la realidad… la puta realidad, añado.
Además, esta columna de opinión, resulta que tiene que ocupar cierto número de caracteres, o líneas, o vete tú a saber… Eso está bien porque cuando toca escribir hay que contar con un espacio determinado. Sirve de entrenamiento… y de nada más… porque desde Internet… ¿¡qué carajo importa el espacio!? Habrá que meter paja porque sí… o recortar algo que considere importante por el mismo motivo. De hecho esta frase es pura paja y sólo intenta mostrar qué se escribe cuando los encargos no son magdalenas, ni tornillos, ni huevos…
¡Ah! se me olvidaba. Hay que hablar sobre la Expo. Tendré, pues, que nombrarla. ¡Cóño!, si ya lo he hecho. Pues entonces, cuento líneas, o mejor no, y creo que… ya he cumplido.
La próxima vez intentaré no hablar de la Expo. ¡Prometido!