El observador observado
“Sin aviso previo, la cabeza de androide, inteligente igual que su creador, como en un corto de Animatrix, se abrió por la mitad arreándole un elevado jetazo al artista”.
Vídeo relacionado. Corto de animación “El último vuelo de Osiris” de Animatrix. 2003. Más vídeos: youtube.com/cuandoelebrosuena
Salí de los servicios del restaurante silbando una de Tom Waits que había sonado en el comedor y a pesar de ello sintiéndome feliz. Bien cenado, bien meado, bien cagado... Mientras me lavaba las manos le preguntaba a la vida qué más se puede pedir. La repuesta llegó de inmediato cuando se abrió la puerta del bendito excusado y entró el inglés alto con cara de ruso. Aquel tipo acababa de recitar textos de su último libro en ese mismo local con mucha maestría. Se dispuso, antes que nada, a lavarse las manos, quizás, para, posteriormente, tratar como bien se merece al tan nombrado en su obra.
En aquel baño de restaurante sin estrella michelín te secas contra uno de esos rollos de toalla que van metidos en una máquina de cabeza cuadrada. El escritor procedió. Tiraba de aquella tela gruesa pero parecía atascada. Él insistía con fuerza como si la salud de su cipote dependiera de ello, pero la cosa no cedía.
Sin aviso previo, la cabeza de androide, inteligente igual que su creador, como en un corto de Animatrix, se abrió por la mitad arreándole un elevado jetazo al artista.
El anglosajón, me comentó animadamente, como único testigo de aquello, algo sobre lo infernales que son las máquinas, entre risas, intentando quitarle importancia al asunto... pero los sudores le delataban: estaba agobiado como Félix Rodríguez de la Fuente luchando contra la anaconda.
Con la máxima calma que le fue posible cerró aquello para seguir tirando del diabólico rollo. No hubo que esperar demasiado. La cabeza volvió a abrirse como si tuviera boca y se quisiera tragar esos casi dos metros de poeta. No le engulló pero el hostión sonó, esta vez, a mayor volumen.
Dejándolo por imposible, el inglés, se metió al meadero quizás rezando para no contagiarle nada malo a su apreciado pene. Aquella noche seguro que le había tocado estrechar la mano a gentes de poco fiar.
Aprovechando que me había vuelto invisible para los ojos del señor alto, mi primer pensamiento fue el de descojonarme revolcándome por los suelos por muy sucios que éstos estuvieran, pero no llegué a hacerlo. En realidad me quedé pensativo. Me había venido a la cabeza repentinamente un texto que acababa de recitar el escritor hacía unos minutos. Hablaba insistentemente de ordenadores personales… y terminaba diciendo: “Cervantes, es posible, lo tuvo difícil en su época pero a veces pienso que de buena se libró”. Y entonces, comprendí a aquella máquina.
Tema musical relacionado. “Who am I?” de Peace Orchesta dentro de la Banda Sonora Original de Animatrix, 2003: