Owiedo me mata

"He bebido de tus tetas asturianas como asturianas son las de tus famosas vacas de fértiles tetas. Me he alimentado de tu leche más etílica, la que sirven en los bares, la que saboreo como cómplice de robo..."

El título de lo que sigue, doble v tacahuevos aparte, es una de las genialidades del gran Óscar Senar (hay más en: http://oscarsenarcanalis.blogia.com/). Su varita mágica neuronal ha provocado que casi una veintena de textos escritos el pasado viernes cuenten con idéntico nombre. Habrá que buscarlos por Internet... Seguro que merece la pena leerlos. El siguiente, es el mío.

"Siete horas me separan de ti. Demasiada distancia para simplemente ir, conocerte y volver al día siguiente. Aún así he sacado tiempo para mirarte y tomarte cariño... y no precisamente por las instrucciones que me dio en una de tus oficinas turísticas un cerebro de bonito y poco original envoltorio.

Apenas me he fijado en tus numerosas estatuas de viejas anónimas, personajes literarios, héroes, locos, hijos de puta… Casi ni he paseado por tu casco antiguo. Tu arquitectura moderna me sigue mal sonando tan sólo de oídas. Y ni idea de tu verdísimo verde.

Sí he sacado tiempo, sin embargo, para bailar con Peter Bjorn and John, Los Rodríguez, Fito... e incluso Melendi, en este último caso sin vomitar de asco gracias a un buen amigo: el líquido genio de la botella.

Me he empachado con tu exquisito puchero bien regado, me he reído de borracha felicidad con tus taxistas, he visto pijamas dobles que no dormían.

Con Baco de testigo he conversado de música buena y mala, de fútbol, de derechas e izquierdas, de algún dios, de ese escote, de aquellos ojos en los que me fijé... y en los que fijé mis ojos.

Me han embaucado tus sidras y he bebido. Me he reencontrado con San Miguel y he bebido. Me he dejado el parné en copas a cuatro euros y he bebido.

He bebido de tus tetas asturianas como asturianas son las de tus famosas vacas de fértiles tetas. Me he alimentado de tu leche más etílica, la que sirven en los bares, la que saboreo como cómplice de robo...

Mucha noche, poco día, al menos que recuerde. Noche corta, día eterno, en realidad. Y mi hígado, el muy cabrón, no hace más que quejarse con un único estribillo: Owiedo me mata. Y sí, la uve tan doble como la de mi visión".

Tema musical relacionado: http://www.goear.com/listenwin.php?v=4197c76

La próxima vez intentaré beber algo menos, he dicho "intentaré". ¡Prometido!.

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