¿Mande?
Últimamente tengo algún que otro problemilla de comunicación. No entiendo un carajo de lo que me dicen.
Hace unos meses me aseguraron en una revisión médica que mis apreciados oídos sufrían "un claro inicio de sordera”. De todos modos creo que la peor sordera es la psíquica, y de esa padezco en mayor medida. No entiendo una condenada mierda de lo que pasa a las afueras de mi cabeza.
Recuerdo hace años cuando uno de los mayores músicos que ha dado esta ciudad, Mauricio Aznar, observó mi pelo morado y afirmó con resignación que ya no se sorprendía por nada, que encendía la tele y no comprendía un carajo de lo que allí salía. A mí por aquel entonces me entretenía hasta Gran Hermano... aunque no podría asegurarlo...
Incluyo algunas muestras prácticas...
Gandía:
El espejo se negaba a reflejarme.
Cuando la manta surcaba el hiperespacio recordé que no había bajado la basura.
Era cierta la profecía que hablaba del limón pero decidí salir a la calle.
Allí había calma y un perro llamado Ricardo.
Él estaba solo por lo que comprendí rápidamente por qué los botijos conserven tan fresco el líquido en su interior.
No es que la justicia sea plana, sencillamente es una de las responsables de que los jubilados tengan el pelo blanco.
Cabriolas y muecas hacia el despertar.
Una almohada de todo a cien viaja de vacaciones a Gandía.
Si era otoño próximamente llegaría agosto.
Toda escritura dadá:
Toda Escritura inspirada por el huevo frito es útil para enseñar, reprender, corregir, instruir en la justicia, para que el hombre del huevo frito viva santamente, y lleno de buenas obras.
- Corrigiendo a San Pablo (2 Timoteo 3,16) -
La próxima vez intentaré aprender el idioma del absurdo. ¡Prometido!
