¡Qué pelma!
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¡Qué pelma! No puedo con él. Aparece y desaparece… y vuelve a aparecer. Piensa que encuentra la palabra oportuna en el momento justo y que es capaz de protagonizar cualquier conversación porque, claro, lo sabe todo. ¿¡Qué todo!? Todo es una palabra que no abarca ni una mínima parte de su gran conocimiento.
Desde que tengo uso de razón, con distintas caras, voces, géneros… Imitando a unos y a otros… Presumiendo prácticamente de lo mismo. Haciéndose, encima, el puto humilde.
Lo peor es que siempre hay alguien que le sigue el juego, aunque luego se descojone de él -lo más habitual-. Pero incluso los hay que se creen lo que dice; son minoría, pero de las efectivas, de esas que retroalimentan egos.
Curiosamente es un inculto, pero siendo la persona más sabia de este primitivo planeta, su humano cerebro contendría el agua que cabe en un cubo en comparación con todo un terrícola mar de incógnitas y explicaciones. Es un bípedo entre millones de simios. No te dejes engañar porque en realidad cuando tiene un apretón incluso caga… y su mierda apesta más que la tuya que por algo es ajena.
Citas con cierta ocurrencia, nombres de grupos musicales, la obra de tal escritor y tal otro, la valencia del Potasio, una ecuación de tercer grado, el nombre científico de esa planta tan poca venida al caso, los mejores lugares, las más bellas canciones, los chistes más graciosos, el look más molón…
Solo pido que comience a asumir su ignorancia y me ignore… de una jodida vez.
Tema musical relacionado. “Déjame” del proyecto musical Revolución:
¡Pesao!
